Changchun es una ciudad famosa por ser uno de los centros industriales más potentes del noreste de China, en buena parte porque acoge la sede de una de las plantas de producción de automóviles más importantes de todo el país. Hablamos de la empresa FAW (First Automobile Workshop), conocida en China como 一汽 (Yiqi). Esta compañía fue fundada en 1953, y en la actualidad emplea a más de 120.000 personas en todo el mundo. Su gama de productos, vendidos en más de 70 países, incluye camiones, automóbiles, autobuses urbanos, autobuses de uso turístico, chasis de autobús personalizados, y minivehículos que suman un total de 18 millones de unidades en ventas globales.
Además de la provincia de Jilin, la empresa cuenta con plantas de producción en Liaoning, Heilongjiang, Shandong, la ciudad autónoma de Tianjin, Guangxi, Hainan, Sichuan y Yunnan. Efectivamente, como muchos estaréis imaginando, FAW es un verdadero monstruo de la industria automovilística de China y de todo el planeta, ya que además es la compañía a la que están asociadas otros grandes como el Grupo Volkswagen, Toyota, General Motors o Mazda para producir en el gigante asiático.
Dado que servidor fue becario dentro de la fábrica de Volkswagen Navarra durante unos meses, y además trabaja en un proyecto de investigación sociológica sobre las “unidades de trabajo” (单位) originadas en los años 50, visitar la fábrica FAW era un punto casi obligatorio de mi estancia en Changchun. Así pues, en cuanto la Universidad de Jilin nos ofreció a los estudiantes extranjeros la oportunidad de acercarnos a la planta de producción, me apunté a la excursión sin pensarlo dos veces.
Como suele ocurrir en este tipo de “oportunidades”, el evento supuso también una ocasión valiosa para la imagen de la empresa, cuyo departamento de prensa publica cada año algún que otro artículo o fotorreportaje acerca de las ilustres y exóticas visitas que recibe. Sin embargo, en China no les cuesta demasiado ir un poco más allá y hacernos desfilar y posar como auténticos maniquíes durante la visita guiada, la cual deja bastante que desear.
Desde el momento en que descendimos del autobús, los asistentes de la empresa nos condujeron a un paso frenético y cual rebaño de ovejas descarriado por todo el recorrido, especialmente en el interior de la planta de producción, que recorrimos literalmente “a trote” y sin poder detenernos ni un segundo en las diferentes etapas del taller de montaje y revisión final, los únicos que visitamos.
Pero antes de presentar las fotografías más decentes que saqué durante la visita, me gustaría ofreceros unas instantáneas que he rescatado por los buscadores chinos, donde se ilustran algunos de los hitos más importantes en los comienzos de la empresa que, por cierto, fue bautizada por el propio Mao Zedong.
Esta es una foto “parcial” del primer camión producido por la empresa, el “Jiefang” 解放 (1956), que literalmente significa “liberación”, asistida por el propio Zhou Enlai, ministro de Exteriores de la República Popular durante aquellos años.
Uno de los modelos conservados hasta la actualidad.
Aquí vemos la imagen del camión (de clara “inspiración” soviética) grabada en un billete de un céntimo de Yuan RMB, lo que nos ofrece una idea del simbolismo que obtuvo tal avance durante la construcción de la República Popular China.
Y aquí tenemos a Mao dentro del propio museo de Changchun, quedándose “de piedra” ante uno de los primeros modelos de lujo de la empresa.
Más modelos de lujo dentro del museo, fabricados con una cantidad de metal y un nivel de detalle realmente imponente, a pesar de que las fotos no hagan justicia al hecho.
Detalle de uno de los motores montados en los modelos de gama más alta.
Cuadro que ilustra el orgullo de la empresa como proveedor de los coches oficiales para los cargos más altos del gobierno. (Con el ex-presidente de la República Hu Jintao).
Aunque menos glamourosos, no podemos olvidarnos de los populares modelos de micro-bus de la empresa, uno de los medios de transporte más típicos y versátiles de todo el país.
Y aquí tenemos tres fotos borrosas que pude sacar a escondidas con mi cámara durante la carrera a través de la planta de montaje. La verdad es que intenté por todos los medios quedarme rezagado del grupo y poder apreciar más detalles, pero me resultó imposible librarme de los guías y los profesores que nos acompañaban.
Como podéis apreciar aquellos que hayáis visitado alguna vez una planta de Seat o Volkswagen, la cadena de montaje y el taller de revisión final son prácticamente idénticos, y empezando desde la organización del espacio hasta los cajones de materiales y los uniformes de los operarios, apenas hay diferencias significativas.
Así pues, teniendo en cuenta que la parte visible del sistema de producción no alberga apenas ningún misterio para las grandes empresas occidentales, ¿a qué viene tanta prisa en la visita? Además, como podéis apreciar en una de las instantáneas, los trabajadores tampoco parecen ser víctimas de un estrés o niveles de explotación alarmantes (sino más bien lo contrario), y no creo que su situación merezca ser ocultada.
Para responder a esta pregunta, se me ocurren tres razones que he ordenado de forma descendente según su factibilidad.
1- La empresa FAW organiza visitas “relámpago” por miedo a que haya espías industriales entre los invitados.
2- Los guías de la empresa FAW achucha a sus visitas porque la empresa les paga un sueldo miserable por lo que hacen, y no se sienten motivados para implicarse en su tarea.
3- Los organizadores de la visita en el lado de la empresa FAW y la Universidad de Jilin tienen otras cosas mejores que hacer y prefieren acabar cuanto antes con el paripé de fotos para irse a casa.
Siento haber decepcionado a los amantes de la paranoia, pero me temo que en la realidad las razones de este tipo de fenómenos en China son más aburridas de lo que imaginamos. Aún así, invito a cualquiera que tenga un mejor conocimiento en la materia (lo que no es difícil) a que aporte su opinión o su experiencia en el tema.
Eso es todo por hoy. El siguiente artículo sobre industria china tratará sobre la empresa nacional encargada de producir los trenes de alta velocidad del país, y para esa ocasión sí que contaré con material fotográfico exclusivo.
Hasta entonces, nos vemos en Historias de China.



A lo mejor les preocupa mas los chinos que los extranjeros, por la fama de copiones que tienen. En parte yo lo veo logico.
Yo veo una tonteria que en españa haya mcdonals, en lugar de meterse en el negocio copiar lo que haga falta y hacer el MacManolo. No es alta tecnologia y todo lo que hace una franquicia de esas lo podemos hacer aqui, quedandose el beneficio en españa. Ademas, no va a tener ningun beneficio de precio como cosas que se fabrican en Asia.
Yo creo que correr es de cobardes, y si hay que correr para ver la planta, pues mejor me quedo en casa, la verdad. Si tanto miedo tienen, que no enseñen nada…