El tabú de los problemas psicológicos en China

 

Lo reconozco, estos dos últimos meses han sido bastante duros para mí y para mi mujer. La entrada en vigor de una nueva normativa para los inmigrantes nos ha complicado mucho la renovación de mi visado y la pesadilla burocrática no nos ha dejado disfrutar como nos hubiese gustado de nuestra ceremonia de boda ni de la reciente visita de dos amigos míos de la infancia.

Ambos hemos vivido auténticos momentos de desesperación, en los que nos veíamos teniendo que salir de China y buscándonos la vida donde y como fuese. Hoy parece que las cosas por fin se han arreglado, pero ayer sentíamos que estaba todo perdido y cuando mi mujer se lo contó a su madre, esta reaccionó con asombro y alguna que otra carcajada.

Y es que, como muchos habréis oído ya, en este país no está demasiado en boga eso de hablar a los demás o a un psicólogo sobre lo mal que uno se siente, pues ello se entiende como una vergonzosa muestra de debilidad. Además, hay un convencimiento de que comunicar ideas o emociones negativas empeora las relaciones y dificulta las cosas en un mundo laboral muy apoyado en los contactos. Por eso, no es de extrañar que solo un 10% de quienes padecen depresión soliciten ayuda para superarla.

Según la mentalidad tradicional, cuando se tiene un problema hay que tratar de mantenerse optimista y concentrar todas las fuerzas en buscar una solución o adaptarse al nuevo escenario. Desde luego, no dudo que este puede ser un enfoque de lo más efectivo para muchas personas, pero me consta que al menos en la actualidad hay cantidad de chinos a los que esta vieja receta no les basta.

De hecho, aunque mi suegra es una persona con una fortaleza psicológica envidiable, en su propia familia hay dos afectados bastante graves cuyos allegados ya no saben qué hacer con ellos.

La primera de ellas cayó cayó en una profunda depresión después de que su marido le fuese infiel. Su trastorno le causó varios episodios violentos por los que fue ingresada en un psiquiátrico y perdió la custodia de su hija. Y si los centros de salud mental todavía son lugares con mala fama en los países occidentales, donde los achaques psicológicos están ya muy normalizados, imaginaos lo que suponen para los chinos.

A falta de una atención de calidad, la prima de mi mujer salió del psiquiátrico todavía peor de lo que entró y con un gran rencor hacia sus familiares por haberla internado. Hoy en día vive recluida en una habitación de la casa de sus padres y yo no la he visto nunca en los años de trato que acumulo con su ellos.

Mi mujer y yo a veces solemos hablar de su situación, pero nunca lo hacemos con mi suegra, porque sabemos que fue una de las que estaba a favor de la solución del psiquiátrico y ni se nos ocurre mencionar el asunto a los padres de la afectada. Simplemente es un tema tabú y supongo que ellos ya hace tiempo que adoptaron la vía tradicional de aceptar la situación y tratar de seguir adelante como sea. Es una pena que su hija no pueda hacer lo mismo.

El segundo caso es el de otro primo de mi mujer que tiene treinta y pocos años y que ha pasado ya la mitad de su vida trabajando y viviendo en una fábrica textil de Zhejiang. El chaval podía haber tenido una existencia mucho más cómoda, porque es hábil y tiene buena planta, pero su padre se empeñó en jugarse los ahorros familiares y su madre sufrió un derrame cerebral que le dejó medio cuerpo paralizado. Ahora está en edad de casarse y formar una familia, pero en China la situación de los padres resulta decisiva para dar este paso y el pobre no tiene ni el apoyo económico ni la confianza necesaria para ello.

Este último año lo ha pasado deprimido y sin trabajar, esperando que le vuelvan los ánimos pero sin ningún signo prometedor. Lo conocí por primera vez en la víspera de nuestra boda y me pareció que era una persona con un corazón enorme pero con la mente y el cuerpo totalmente aprisionados por la inseguridad. En los días que pasó en el pueblo después de la ceremonia, su familia le arregló una cita a ciegas con una vecina muy guapa y maja que estaba interesada en él, pero ha sido incapaz de tratarla con un mínimo de soltura y ello ha hecho que la chica se de por vencida.

Quizás lo mejor hubiese sido que él expresase su timidez y su nerviosismo nada más conocerla. A lo mejor así él se hubiese tranquilizado y ella se mostraría algo más comprensiva. Pero esto sigue siendo China y aunque ese tipo de escenas son cada vez más comunes en las películas, todavía falta mucho para poder mostrarse vulnerable sin temor al silencio, a las carcajadas o al rechazo.

6 comentarios en “El tabú de los problemas psicológicos en China”

  1. Ostras, no sabia que estuvierais pasando una mala época… espero, tal y como dices en el texto, que esteis mejor ya. Aquí por lo que yo tb he visto la gente tiene mucho reparo en hablar con la familia cuando una situación les supera o algo malo pasa por el tema de aparentar que estamos la mar de bien y nada pasa y ser la envidia de la familia… Me ha pasado veces que hemos pasado malas épocas, en las que normalmente yo pediria consejo a mi familia, pero por razones de aparentar el estar siempre de puta madre nos lo hemos tenido que comer solos… aunque no se si eso es algo general o solo una mania de mi señora jeje. Pero visto el texto veo que cosas similares se dan en otras familias.

    Lo dicho! Espero que esteis mejor y que solucionarais bien lo de los visados.

    1. Hola, Vicente. Lo cierto es que llevábamos 2 meses viviendo en la incertidumbre y con continuos sustos por parte de la burocracia china. No sé si estás al corriente de ello, pero con la reforma de los visados que acaba de entrar en vigor en julio se ha armado un lío de narices en las oficinas de asuntos exteriores de todo el país. Además, al mudarnos de una provincia a otra el desorden nos ha afectado todavía más. Nos han estado pidiendo documentos a última hora y sin apenas plazo para poder tramitarlos, para luego además cambiar o añadir requisitos sobre la marcha.

      En algunos casos se notaba claramente que el personal a cargo no se había leído la nueva normativa y hemos tenido que estudiarla nosotros mismos evitar caer en más “descuidos” por su parte. Anteayer, por ejemplo, cuando estábamos en el tren llegando a nuestra provincia de destino, con todos los documentos que nos habían pedido para solicitar el visado, nos llamaron para pedirnos un certificado traducido en el que constase que había trabajado un mínimo de dos años en España como profesor. Nos pasamos toda la noche haciendo malabares con en Internet, mareando a nuestros familiares y traduciendo a contrarreloj, pero al final parece que ha funcionado.

      Espero que los funcionarios chinos empiecen a aclararse con el nuevo sistema, porque está siendo un desastre y estoy seguro de que hay cantidad de inmigrantes como yo que lo están pasando fatal (yo al menos tengo la ayuda de mi mujer) o que no han podido completar los procedimientos y se han tenido que volver a sus países para realizar trámites, con todo el esfuerzo y gasto que ello implica.

      En cuanto a lo que comentas sobre aparentar que todo va bien, yo opino que es muy habitual por aquí y no solo cosa de tu familia y la mía (ya sería casualidad). En Occidente también hay conductas similares, pero en China es algo casi sistemático. Es decir, la gente siempre evita hablar de cosas negativas en compañía de otros y aunque eso puede tener una serie de efectos muy buenos en la atmósfera de “armonía” de la sociedad, también implica tragar con grandes dosis de ansiedad y depresión.

  2. Como eres doctor y eso, ignoraba que las nuevas leyes de inmigración te afectaran tanto. Pero… ¿tan duros se están poniendo? Y yo que tenía a China en mi lista de países tras graduarme…
    Y sí, como sabrás, el tema de hablar de los problemas no se estila para nada en Asia, por lo que resolverlos es un dolor de muelas. Mi ex (china) jamás me dijo directamente de cortar (aunque era evidente que quería); tuve que dar yo el primer paso y extinguir la relación, porque ella, con tal de no hacer frente a los problemas y no hacerme “perder la cara”…

    1. Perdón por el retraso, Señor X, pero es que esta semana hemos tenido un contratiempo más con el visado y hemos tenido que darnos otra paliza de tren para volver y solucionar el asunto. Resulta que me dio un positivo débil por tuberculosis en las pruebas médicas y como en cada provincia hacen pruebas diferentes, esta vez no sabían si era un falso positivo por la vacuna que me dieron de pequeño, si se trataba de una infección o si había desarrollado la enfermedad. Desde luego, ha sido un proceso extremadamente complicado, mucho más de lo habitual en una renovación del visado, que no debería costar esfuerzo si permaneces en el mismo empleo, aunque puede torcerse si decides moverte a una provincia con requisitos diferentes.

      En cuanto a lo que comentas sobre tu exnovia, me parece muy curioso pero encaja con esa resistencia a hablar de los problemas o a incomodar a los demás con noticias negativas.

      Saludos desde Dangyang,

      Jabiertzo

  3. Hola. Gracias por responder. Siento tus circunstancias, espero que todo salga bien en la renovación de tu visado y que el diagnóstico de tuberculosis haya sido únicamente un falso positivo.

    Cuidáos los dos.
    Un saludo.

  4. Una vez mas interesantísimo artículo.Enhorabuena.
    Si me lo permites quisiera contribuir modestamente a tus excelentes crónicas recomendando una serie de libros sobre China y su sociedad que he tenido la oportunidad de leer y disfrutar últimamente.
    Gran parte de estos los pude encontrar en bibliotecas,al menos en Madrid…la cultura es siempre accesible si hay interés 😉

    -El sueño del dragón (Aut: Carlos Ernesto García)
    -Hablan los chinos (Aut: Ana Fuentes)
    -La silenciosa conquista china (J.P.Cardenal/H.Araujo)

    Y uno que tengo pendiente con muy buena pinta; “El mundo chino (Aut: Jacques Gernet)

    Agradecería que otros seguidores de tu blog/canal(o tu mismo!) contribuyan con mas títulos.Me interesa la sociología y antropología asiática en general y principalmente libros que traten temas de actualidad o de su historia mas reciente.

    Abrazos!

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