Como muchos sabréis, esta semana arrancó el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China y, como era de esperar, los medios de comunicación occidentales se han hecho eco del asunto. Sin embargo, tengo que decir que ese eco me ha llegado como si hubiese salido rebotando desde las cuevas de Zugarramurdi, la localidad vecina de mi pueblo natal conocida por sus aquelarres y por el juicio que la Santa Inquisición llevó a cabo contra sus habitantes.
Yo entiendo que en nuestros medios haya directores y jefes de redacción a los que les salen espumarajos en cuanto oyen o leen la palabra “comunista”, pero esta vez me he quedado sorprendido por el mensaje y el tono de algunos de los escritos que he leído. Inocente de mí, esperaba que los artículos horneados al fuego de este importante encuentro ofreciesen algo más que el rollo asustaviejas (nos comen los chinos) al que estamos acostumbrados, pero está claro que a algunos se les ha vuelto a ir la mano con el fuelle y les han salido las noticias con olor a chamusquina.
A mi modo de ver, las dos claves que nuestros informadores han destacado son el ascenso al poder de Xi Jinping, en el papel de Adolf Lucifer, y la falta de avances o incluso el retroceso en materia de derechos humanos, hasta el punto de convertir el país en una distopía de la que la gente trata de escapar corriendo, nadando o buceando si hace falta.
Yo pensaba que nuestros periodistas al menos se molestarían en traducir los puntos destacados de la reunión o que, al menos, leerían los resúmenes ofrecidos por los medios chinos que se expresan en la lengua de Cervantes. Pero no, han preferido contarnos más de lo mismo y ponernos fotitos de fondo del diabólico Mao, igual que se hace en España con Franco al hablar del Partido Popular. ¡Qué gran lección de imparcialidad, hermanos!
Así pues, ante este triste panorama de manipulación chapucera, al final nos toca hacer de periodistas sin sueldo a pringados como yo, para luego acabar recibiendo más hostias que un niño tonto. Porque con China estamos en un plan en el que el simple hecho de traducir o trasladar la perspectiva de su gobierno supone prácticamente un acto de traición a los valores universales. El nivel de demonización al que se ha llegado con este país no solo resulta ridículamente hipócrita sino que además es simplemente estúpido (al final os explico por qué).
Yo creo que los que vivimos en China sabemos que las cosas han mejorado una barbaridad en cuestiones de lo más esenciales de los derechos humanos, porque sí, señores, aunque en España ya nos hayamos olvidado de ello, tener un trabajo y gozar de un nivel de vida digno también son derechos fundamentales. Y en ese terreno me parece que China ha hecho un trabajo más que notable.
Para que nos hagamos una idea, estos son algunos de los datos que ha arrojado el balance de los resultados obtenidos por las políticas de desarrollo económico del Partido Comunista de China, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística.
1-Lucha contra la pobreza: entre 2013 y 2016 se ha sacado a 55,64 millones de chinos de la pobreza. Si esta cifra se mantiene o supera por los menos los 43,35 millones para el año 2020, se habrá cumplido el objetivo de erradicar la pobreza según los estándares del país y crear una sociedad moderadamente próspera.
2-Desempleo: entre 2013 y 2016, la tasa de desempleo se ha mantenido estable en un 5% a un ritmo de más de 13 millones de nuevos puestos de trabajo creados cada año.
3-Aumento de los ingresos: entre 2012 y 2016, los ingresos disponibles per cápita han aumentado desde 2.119 hasta 3.058 euros y durante ese mismo periodo el PIB per cápita ha aumentado hasta los 7.002 euros, lo que ha supuesto que China escale 19 puestos en la lista de países del Banco Mundial.
En cuanto a las medidas para la protección del medio ambiente, aunque el chino medio sigue teniendo una huella ecológica mucho menor que la de los ciudadanos de supuestos países modelo, el gobierno chino también ha hecho gala de un serio compromiso en importantes aspectos para la lucha contra el cambio climático. Además de unirse al llamado Acuerdo de París, cosa a la que el señor naranja de los EEUU se ha negado, el Partido Comunista de China ha hecho que la producción de energía eólica conectada a la red aumente un 140% en los últimos 4 años, mientras que la producción de energía solar es ahora más de 20 veces mayor que en 2012. Por si fuera poco, dentro de ese mismo periodo, las áreas de población forestal han crecido un 28%.
Llamadme superficial, pero me parece que en estos momentos la eliminación de la pobreza y la protección del medio ambiente deberían ser la prioridad de un hipotético gobierno mundial y en ese sentido creo que sus políticos harían bien en tomar nota de los avances de China, al menos a la hora de ofrecer recetas para los países en vías de desarrollo que funcionen de verdad, no como esas diseñadas para que las grandes multinacionales se coman el pastel, ¿eh, amiguetes del FMI?
Pero si nos ponemos un poquito más exigentes y echamos un vistazo a la sanidad pública, nos encontraremos con que el país presidido por Xi Jinping esta ya muy cerca de conseguir que la práctica totalidad de sus ciudadanos goce de un seguro médico que cubre al menos un 70% de los gastos, con ayudas especiales para enfermedades graves entre las que se incluyen los tipos de cáncer más recurrentes.
Incluso en ámbitos de la política china tan vilipendiados como el de su sistema de representación, en los últimos años se ha conseguido que el voto de las zonas rurales valga lo mismo que en las zonas urbanas en relación a la demografía, algo que muchos llevan décadas reclamando en España. Y sé que algunos dirán que el voto en China no vale nada, pero esto es estrictamente falso en la medida en que los ciudadanos al menos sí tienen la garantía de poder elegir directamente a sus representantes de los niveles básicos (distritos/aldeas) y el sistema incluso contempla la posibilidad de que los votantes escriban el nombre de un candidato no registrado.
¿Y que hay de las medidas contra la corrupción? Esta ha sido una de las políticas más destacadas de Xi Jinping, con la que se estima que se han ahorrado unos 3000 millones de euros, aunque muchos medios occidentales la han reducido a poco menos que una purga como las ocurridas durante la Revolución Cultural.
Además, en marzo de 2016 entró en vigor una ley contra la violencia doméstica, lo cual supone un gran paso adelante en esta área del derecho, pues hasta hace nada las agresiones en el hogar eran consideradas un asunto familiar del que las autoridades se desentendían.
Por último, en un aspecto tan feo como el de las sentencias a muerte, en las que China sigue siendo líder, también se estima que ha tenido lugar un importante descenso desde unas 12.000 al año en 2002 hasta menos de 2000 en la actualidad.
Bueno, amigos, ya vale por hoy de hacer de abogado del diablo. La verdad es que me importa bien poco que me acusen de ser fan del PCCh o de David el gnomo. Solo espero que nos empecemos a dar cuenta de que la distorsión sobre lo que ocurre en China es una jugada muy tonta por nuestra parte, no solo porque implica mayores riesgos de conflicto, sino porque además puede encerrarnos en una burbuja de superioridad y arrogancia que a la larga podría resultar demasiado cara.
Es decir, menos lobos y algo más de seriedad, por favor. Y si vamos a denunciar la violación de los derechos humanos, hagámoslo de forma coherente, aplicando los mismos criterios a todos los países sin importar la cantidad de petroleo que tengan y la cantidad de armas que les vendamos, o mejor aún, comencemos por nuestra propia casa, que seguro que algo nos quedará por mejorar.



Se te ve mucho el plumero ¿eh?
Se nota a leguas que eres fan de David el gnomo.
Me has pillado, amigo. No obstante, creo que David el gnomo también era más rojo que la Pasionaria, siempre con ese gorro colorado y esas barbas tan sospechosas, seguro que fue parte de una conspiración marxista para lavar el cerebro a los niños.
He vivido en Rusia y corroboro lo que dices. La superioridad moral que muestran los medios de comunicación y la clase política en occidente es profundamente maniqueísta, por no decir hipócrita.
Superioridad moral y arrogancia a todas horas, y mientras tanto la ultraderecha creciendo como la espuma en una Europa que está pagando muy caras las intervenciones militares en Oriente Medio. Si el precio a pagar por las democracias occidentales es ir de matones por el mundo con tal de dominar la producción de gas y petroleo, lo lógico es que entre los países en vías de desarrollo surjan alternativas políticas como la de China. Pero esos son los llamados países del “eje del mal”. ¡Satán, yo te invoco! 😀
Hola, Jabiertzo. Entiendo plenamente tu frustración con los medios de comunicación. Hoy en día es rara la noticia que no es golpeada en el yunque de cada redacción hasta hacerla encajar en la narrativa de su correspondiente periódico. Las noticias sobre China no escapan a ese proceso.
Sin embargo, y después de reconocer el inmenso progreso económico-tecnológico de China, que ahora mismo sigue a buen ritmo y empieza a colocarla en el papel de superpotencia a la vez que eleva vertiginosamente el nivel de vida de sus ciudadanos, hay problemas que mancillan terriblemente sus logros. Si según qué opiniones aireo en voz alta puedo acabar en la cárcel, yo matizaría mucho el progreso conseguido.
Permíteme que haga una comparación con nuestro pasado reciente; yo diría que hay muchos paralelismos. En la segunda mitad del franquismo, España enfiló una senda tecnócrata en la que el desarrollo trajo prosperidad a todo el mundo. Mis propios abuelos, con el dinero de unos cuantos años de emigración, pusieron un negocio y lograron “salir del hoyo” (como ellos mismos decían) a finales de los 70. Sin embargo, si alguna vez la policía hubiera recibido soplo de las ideas comunistas de mi abuelo, probablemente su fortuna se habría torcido. Él lo sabía muy bien, pues durante la guerra civil, mi bisabuelo se salvó del paseíllo in extremis por el testimonio del cura, pese a lo cual quedó señalado: durante muchos años, en fechas señaladas como el uno de mayo, se lo llevaban preso “por precaución”. El desarrollismo es loable, pero de poco sirve a los desafectos al régimen si son atrapados.
Hola, Jose David. Es cierto que puede haber paralelismos entre la etapa tecnocrática del franquismo y la de la China de las últimas décadas, pero yo creo que China no es un país tan monolítico en términos ideológicos. Es cierto que hoy en día sigue siendo arriesgado criticar al PCCh directamente y de forma pública, pero creo que cuenta con una estructura política más flexible que la del franquismo en cantidad de aspectos, incluido el de la política económica.
Hoy en día es habitual que haya empresarios no miembros del partido que participen en los mecanismos para la toma de decisiones a diferentes niveles y nadie te va a fusilar ni te va a encarcelar por defender planteamientos que podrían estar mucho más cerca de las tesis del liberalismo económico que de las del marxismo. Es decir, más allá de los formalismos y rituales de la herencia comunista, el PCCh cuenta con diferentes ramas ideológicas que podrían englobar las posturas de muchos de nuestros partidos. Además, lo que muchos olvidan es que la hegemonía del PCCh no es un rasgo exclusivo de la política china, pues el partido que gobierna actualmente en Japón lo ha hecho casi de continuo desde los años 50, con solo 4 años en la oposición, aunque no veo a nadie rasgándose las vestiduras por ello.
En cualquier caso, en los países desarrollados los derechos civiles tal y como los conocemos ahora llegaron después de una larga y ardua lucha previa por parte de la clase obrera con tal de conquistar una serie de derechos sociales que dieron lugar al llamado Estado de Bienestar. Es decir, antes de poder disfrutar del sufragio universal (recordemos que los afroamericanos no tuvieron derecho al voto en EEUU hasta 1965) y de la mayoría de libertades que exigimos a China, pasamos un siglo tratando de conquistar el derecho a un trabajo digno, a la educación, a la sanidad o a la jubilación, porque sin derechos sociales los únicos que tienen libertades son los que pueden pagárselas. China ahora está avanzando por una senda de desarrollo del Estado de derecho muy similar, aunque históricamente se ha centrado más en los derechos sociales y es posible que le cueste ponerse al día con derechos como el de la libertad de expresión, igual que a nosotros se nos tiende al olvidar la importancia del derecho al trabajo y a unos servicios públicos dignos, pues durante siglos hemos dado más importancia a las libertades.
FELICIDADES POR TU ARTÍCULO.EL MEJOR QUE HE LEÍDO DESDE QUE TE SIGO
Me alegro mucho de que te haya gustado, Raul. ¡Gracias por seguir el blog! 🙂
La cosa no está tan mala ni los deshonestos medios del autoproclamado “Mundo Libre” tienen la victoria completa mientras sitios como su blog permitan conocer las cosas de un pais como China mas alla de las letanias occidentales que implantan la idea de pais maligno en una población absorta en la lógica del consumismo y la frivolidad, en personas que consumen sus vidas en un trabajo cada vez mal recompensado y cuya dedicación al pensamiento es casi nula gracias a ese ritmo frenetico y sin sentido que implica el orden neoliberal.
Gracias a su trabajo amigo Jabiertzo se puede considerar a China como lo que es: un pais común y corriente con una cultura diferente a la nuestra y que tiene su atractivo caracteristico.
Un saludo.
Hola, Jabiertzo, enhorabuena por tu blob, lo considero muy ilustrativo, pero tengo una duda…¿Si en él reiteradamente criticaras a la clase dirigente, no lo pondría en peligro, en el sentido que podrían eliminarlo de la red? Es por hacernos una idea, aunque personalmente no dude de la veracidad de lo que cuentas. Un saludo.