El reto y los costes de dar calefacción al país más poblado del mundo

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Aunque en China los veranos pueden ser muy calurosos y agobiantes, y la mayoría de los turistas occidentales la visitan en otoño y primavera, lo cierto es que casi toda su geografía cuenta con inviernos fríos o muy fríos, lo cual supone todo un hándicap para su desarrollo económico.

También es verdad que las zonas de clima frío están menos pobladas que las de clima templado y cálido, pero aun así, hablaríamos de que un 46% del suelo edificado, incluido el pedazo en el que se erige la capital, se ve expuesto a temperaturas exteriores que requieren de una buena calefacción para poder vivir y trabajar dignamente.

No en vano, al igual que ocurre con la mayoría de los animales, los seres humanos podemos mantener actividades de forma más eficiente dentro de determinadas franjas de temperatura, y de una forma u otra, toda potencia económica considera esta cuestión a la hora de activar los procesos de formación y producción en los que nos vemos envueltos.

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Por suerte para los chinos que viven al norte del río Huai y las montañas Qingling, allá por 1950, el primer ministro Zhou Enlai proclamó que la calefacción debía ser un derecho básico para ellos, y que era justo que gozasen de ella de forma gratuita desde mediados de noviembre hasta mediados de marzo. Y efectivamente, el Estado se hizo cargo de buena parte de la factura hasta la década de los 90, periodo en el que se privatizó parte del sector, aunque todavía hoy hay muchos edificios construidos por las antiguas Unidades de Trabajo, o sus sucesoras, las empresas estatales, en los que los residentes pagan poco o nada por el calor.

Ahora bien, en los últimos años, cada vez que se encienden las calderas para calentar el vasto norte de China, el país se ve sumergido en un debate centrado en dos cuestiones principales.

La primera de ellas tiene que ver con la limitación geográfica del sistema, que hace que en muchas provincias con inviernos fríos se sufra el fresco en casa o en el lugar de trabajo, porque generalmente carecen de instalaciones por las que hacer correr el agua caliente, y tratar de templar el hogar a base de electricidad sale mucho más caro.

Para que nos hagamos una idea, cuando servidor vivía en Wuhan, ciudad no demasiado sureña aunque con mínimas de 0 grados, muchas veces vestía abrigo para estar dentro de casa, y recurría a todo tipo de trucos, entre ellos el famoso “paojiao”, o los pies en remojo de toda la vida, con tal de entrar en calor sin despilfarrar.

Sin embargo, desde que vivo en Changchun, tanto en el hogar como en la oficina, los inviernos los pasamos prácticamente en camiseta, y no podemos evitar que se nos escape alguna sonrisa cuando vemos a los del sur quejarse de lo injusto del sistema.

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Pero como muchos habréis deducido hace rato, expandir el sistema de calefacción central hacia el sur del país supondría aumentar enormemente el gasto de energía y los daños al medio ambiente, y aquí es donde entra en juego la segunda cuestión del debate.

Y es que, de acuerdo con el profesor Jiang Yi, de la escuela de arquitectura de la Universidad de Tsingtao, mientras para calentar un metro cuadrado a base de electricidad habría que quemar unos 3 kilos de carbón, hacerlo a través del sistema de calefacción central implicaría consumir 20 kilos del denostado combustible fósil. Y si aclimatar a los 500 millones de chinos que viven en el norte ya suponía en 2010 nada menos que un cuarto del consumo energético nacional, nos podemos hacer una idea del enorme gasto que supondría ofrecer el servicio a las provincias superpobladas de China Central.

No obstante, también es cierto que la eficiencia de la calefacción central de China es especialmente baja, debido sobre todo a la cantidad de calor que se pierde por ventanas y tejados mal aislados, que hace que en los hogares chinos se invierta entre 2 y 3 veces más energía que en Europa o Norteamérica. Es por ello que muchos apuestan por una mejora de las instalaciones como solución al dilema económico, de modo que más gente pueda gozar de ellas haciendo uso de los mismos recursos.

En cualquier caso, no todo son ventajas para aquellos que pasan el invierno en el norte, ya que, como es bien sabido, las calderas de agua caliente funcionan a base principalmente del relativamente barato, altamente subvencionado (más de 2000 millones de dólares anuales) y abundante carbón, que sale a cuenta en términos económicos, pero resulta muy caro en términos de medio ambiente y salud.

De hecho, los temibles máximos de polución atmosférica y mínimos de visibilidad que se vienen repitiendo en los últimos años suelen coincidir con el momento en que se encienden las centrales, cuyas chimeneas humeantes constituyen una parte sustancial del paisaje urbano. Y aunque es cierto que gran parte de los efectos de la quema del carbón se disipan en el problema cada vez más urgente del calentamiento global, los niveles de contaminación local resultantes son tan altos, que se calcula que los chinos del norte pagarán el sistema de calefacción con 5 años de su esperanza de vida.

En resumen: una muestra más de los altos costes que acarrea el crecimiento económico, sin el cual no parece que seamos capaces de imaginar una existencia digna, aunque sus propios engranajes se encarguen de complicárnosla hasta puntos que a muchos harán cuestionar si mereció la pena el esfuerzo.

Esperemos que los chinos sean más rápidos que los europeos y los norteamericanos a la hora de buscar formas más sostenibles de resguardarse del frío, o que seamos capaces de ayudarnos de forma más eficaz ante estos urgentes problemas, porque, de otro modo, vamos a tener que hacer frente a retos bastante más serios que el de pasar el invierno agustito.

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12 comentarios en “El reto y los costes de dar calefacción al país más poblado del mundo”

  1. Como el de la primera foto estoy yo, todo el día con la bolsa de agua caliente a cuestas y vistiendo tres capas dentro de casa. Qué cruz…

    Eso sí, en mi oficina, en un rascacielos nuevo en Shanghai, vamos en camiseta: el aire acondicionado es central y ponen el calor a todo trapo, como cuando encienden la calefacción en Beijing. ¿No podrían calentarse en Beijing a 20 grados en vez de a 30 y darnos un poquito a nosotros? 😀

    1. Efectivamente, Marta, parece que es un país de contrastes incluso para eso. Nosotros prácticamente en el extremo noreste y en manga corta, mientras al sur os heláis de frío.

      Aquí en Changchun hay mucha calefacción de suelo radiante, que igual se parece a su sistema tradicional, el Kang, y da un calor bastante agradable. http://en.wikipedia.org/wiki/Kang_bed-stove

      Sin embargo, a veces tengo que abrir la ventana para que se refresque un poco y pueda dormir agusto, y eso es señal de que algo no va bien.

      En fin, o calvo o tres pelucas. Deberían repartir un poco toda esa energía, permitir que puedas regular la temperatura en casa, y sobre todo asegurarse de que el calor no se escapa por el camino o en su destino, pero igual es mucho pedir con la de problemas que tienen.

      Gracias por animarte a sacar las manos de la bolsa de agua y comentar.

      1. Muchas promociones de pisos nuevos por aquí incluyen también lo del suelo radiante. Debe ser una gozada pero nunca he tenido la suerte de probarlo!

  2. Precisamente por todo lo que cuentas me siento tranquilo de haber vuelto a España el mes pasado jejeje… yo trabajo desde casa y por internet… y como bien dices los pisos no tienen instalado un sistema de calefaccion… solo aparatos de aire acondicionado que tb tienen aire caliente y eso consume lo que no está escrito. Aparte de que tienes muchisima razon de que el calor se pierde por las ventanas… el no tener persianas y ser ventanas de un solo cristal y encima (que es de lo que mas he llegado a odiar en invierno en China) es la santa mania de tener siempre las ventanas abiertas para que se ventile la casa 24 horas XD Que hasta en invierno en casa hemos tenido las ventanas abiertas. Trabajar en el ordenador asi era un infierno… capas de pijamas encima, mas el albornoz mas grueso que habia para no pasaar frio pero las manos eran cubiteras siempre… y yo que soy ilustrador es lo peor que me podia pasar. Pero aguante como un jabato! jejeje…

    Es muy tipico el ir por la calle y ver atraves de las ventanas de la gente como ven la tele en anorac en casa con la estufa electrica al lado mientras beben te o agua caliente… (que eso es algo de lo que tendrias que hablar algun dia… la costumbre de beber agua caliente en invierno a palo seco XD)

    Genial post!! Sigue asi! 😀

    1. Muchas gracias por compartir tu experiencia, Vicente. La verdad es que me ha hecho mucha gracia imaginarte tal y como te describes en la China sin calefacción. Como ya he dicho antes, aquí en el norte se pasa el invierno muy bien dentro de casa, con menos frío que lo que he pasado en Navarra, en parte porque nos sale mucho más caro tener la casa caliente.

      Me apunto tu sugerencia sobre el agua caliente para futuros posts.

      Mil gracias por los ánimos y mis mejores saludos desde Changchun.

  3. Pues en eso me he fijado, que en las fotos de las celebraciónes que enseñas la gente iba en abrigo alrededor de la mesa.

    Tambien en el articulo de los juegos en la calle, parecia que hacia buen dia y la gente iba super abrigada. Haria sol engañoso.

    Una casa bien echa es un maravilla y un casa mal hecha da mucha rabia. Gastas un monton y no terminas de estar agusto porque por algun lado hace frio.

    Si me hago una casa la hago bioclimatica.

    1. Exactamente, amigo Wallebot, en tema de construcción, y para los que viven en climas cálidos o fríos, lo mejor es gastarse un poco más en buenos aislantes, porque si no luego se despilfarra en la factura de la luz, el gas, o lo que sea que usemos para calentar el hogar.

      En el sur de China da un poco pena y rabia lo rápido que se escapa el calor, y la gente hace de todo con tal de combatir el frío, aunque con resultados bastante precarios.

      Gracias por tu comentario y que pases un invierno confortable.

  4. Hola,

    Tontamente de acuerdo en que la mayoría de las calorías se pierden por la mala construcción y el peor aislamiento. A nosotros nos entra aire con su silbido correspondiente hasta por la salida de humos del extractor, vivimos en Pekín va a ser el primer invierno y de momento un frío………..del grajo.

    Saludos y gracias

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