Hace unos días tuve una discusión telefónica con un buen amigo que tengo en el Departamento de Sociología de la Universidad Pública de Navarra, y al que conozco desde muchos años antes de que me viniese a investigar a China, allá por septiembre de 2011.
En realidad, más que una discusión fue prácticamente un monólogo en el que despotriqué sobre varios de los aspectos que me afectan como investigador emigrado y como cooperante frustrado. La verdad es que lo siento por él, pero supongo que es lo que pasa cuando uno añade el “aislamiento institucional” del que he sido objeto en China a esa soledad que a menudo nos afecta a los doctorandos con nuestro proyecto.
Y es que, aunque ya apenas me hace gracia acordarme de ello, yo fui el primer delegado de Navarra enviado a un proyecto de cooperación que la provincia hermanada de Gansu lleva organizando desde el año 2006. (Servidor ya residía en China por aquel entonces, así que el “envío” estaba prácticamente hecho).
De aquella experiencia aprendí una de las lecciones más importantes de mi vida en materia profesional y política, pero como podéis imaginar, la moraleja que extraje de ella no es demasiado alentadora.
Para los que no hayáis oído hablar de la provincia de Gansu, os diré que posee una de las condiciones climáticas más apropiadas de todo el país para cultivar vino y aceite de oliva (ambos producidos también en Navarra) y además posee un enorme potencial para el desarrollo de la energía eólica y solar, sector en el que los navarros contamos con más de una empresa puntera (aunque ahora seguramente lo estén pasando mal).
Lo cierto es que yo tampoco tenía ni idea de ello, hasta que un buen día, allá por el verano de 2012, el Departamento de Relaciones Internacionales de la UPNA me envió una “convocatoria” a punto de cerrar para participar en el “Gansu International Fellowship Program”, un programa de cooperación que se celebra cada año en Lanzhou, capital de Gansu, y al que son invitados delegados de provincias y ciudades hermandas de todo el mundo.
Yo no sabía si era el único navarro al que habían pasado la invitación, pero el caso es que, una vez que el Gobierno de Navarra estampó su sello en mi solicitud, mi participación quedó prácticamente confirmada por la Oficina de Asuntos Exteriores de Gansu. A nadie se le ocurrió publicar la convocatoria en el servicio de comunicación de la universidad, y ni siquiera se realizó una selección de candidatos, porque, simplemente, no hubo tiempo para ello. Así pues, en el último momento, y sin que nadie votase en contra, Javier Telletxea era elegido para acudir como delegado de Navarra.
Recuerdo que cuando llegué a Lanzhou, estaba tan lleno de entusiasmo por poder representar a mi provincia y contribuir a las relaciones con Gansu, que escribí un extenso correo electrónico a la sede del Plan de Internacionalización de Navarra, donde, de no haber sido por la lata que les di, ni se hubieran enterado de que tenían un delegado por allí.
No obstante, al menos se molestaron en darle un poco al bombo al asunto, y publicaron un artículo sobre mi participación en su página oficial (quizás todavía ande por allí). En cualquier caso, lo importante aquí es que yo llegué a Lanzhou sin ningún plan de acción específico, ni ningún proyecto o interés explícito de cualquiera de los órganos competentes.
Para que os hagáis una idea: el Gobierno de Gansu se hace cargo de todos los gastos, incluido transporte y manutención, con el fin de que un delegado navarro pase dos meses con ellos, y ninguna de las instituciones de Navarra dedicadas a promover la cooperación con países como China mueve un dedo por sacar partido a la situación.
Aun así, inocente de mí, seguí dejándome llevar por el entusiasmo, y continué enviando cantidad de informes y propuestas de cooperación a diversas empresas y oficinas potencialmente interesadas, incluida la Cámara de Comercio de Navarra, la oficina de internacionalización ya citada, y la marca “Reyno de Navarra”.
El resultado: mis correos circulando de oficina en oficina bajo pretextos del tipo de “eso no lo llevamos aquí”, o el más competente aún “la persona que lo lleva no está”. El nivel de ineficiencia y pasotismo que percibí bajo las vanas formalidades con las que me atendieron fue tal, que casi sentí vergüenza de ser navarro.
Exceptuando una nota que reenviaron desde las oficinas de la marca “Reyno de Navarra” a empresas productoras de aceite de oliva y vino, el resto de los órganos e instituciones se pasó mis correos por sus santos fueros, con comentarios como el de “tendrás que contactar con la Universidad Pública de Navarra, que son los que más interés tienen”.
¿En serio? ¿Os parece normal que un órgano de internacionalización no sea capaz de remitirme a otro agente interesado? ¿A qué se dedica esa gente?
Pero al final, efectivamente, la única institución que pudo sacar provecho a la ocasión fue la propia Universidad de Navarra, que acabó firmando un convenio bastante prometedor con la Universidad Jiaotong de Lanzhou.
Por lo demás, basta con deciros que todavía tengo en casa la guía de inversión, llena de proyectos de interés, que nos regalaron a cada delegado en Gansu, porque nadie se ha dignado a encargarse del envió a Pamplona.
Pero como de pequeño era muy inocente, y me tragué con patatas todos aquellos sermones sobre la necesidad de ser leales y honestos, continué trabajando en favor de las relaciones entre Gansu y Navarra incluso después de que acabara el programa (gratis, por supuesto).
Hasta preparé un proyecto en colaboración con uno de los cargos de la Oficina de Asuntos Exteriores de Gansu, donde planteábamos la posibilidad de ceder en cada ciudad un local a modo de escaparate de la cultura, los productos, o los atractivos turísticos de la provincia hermana.
¿La respuesta de la administración? “No tenemos dinero para la ejecución de proyectos”.
Fenomenal. El proyecto se queda parado indefinidamente, hasta que un buen día, allá por mayo de 2013, mi madre me llama y me dice que una tal Lourdes Goicoechea ha hablado en el parlamento de lo mucho que está haciendo Navarra en relación a China. Yo alucino en colores porque tengo la constancia de que no hay ni un céntimo para los proyectos que estábamos tratando de poner en marcha, así que, ni corto ni perezoso, vuelvo a llamar a la oficina para enterarme de la posible apertura del grifo.
Pero no, queridos amigos, el grifo seguía cerrado, y las oportunidades de cooperación con China igual de áridas que antes. Entonces es cuando me entra la indignación y le pregunto a la persona que me atiende por teléfono si le parece normal que un alto cargo político tergiverse los hechos de esa manera. Su respuesta me dejó todavía más perplejo: “bueno, a ver… en dos años tocan elecciones otra vez, ya veremos si la cosa cambia…”
Esa fue la gota que colmó el vaso para mí, y la que me llevó a dirigirme al propio Gabinete del Gobierno de Navarra para pedir una explicación.
Tras enviar varios correos y realizar varias llamadas de teléfono, me atendió la secretaria del Departamento de Economía, Hacienda, Industria y Empleo, quien no fue capaz de decirme absolutamente nada sobre el estado de los proyectos de cooperación con China.
Entonces decidí dirigirme al Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Pública de Navarra, para ver qué era lo que opinaban allí sobre la cuestión, y ¿sabéis qué es lo que ocurrió? Pues que topé con la política.
¡Y qué poco cuesta toparse con los políticos en Navarra! Por supuesto, mis críticas a la eficiencia de los órganos del gobierno sonaron como una coz en los dientes a los oportunistas que ocupan los altos cargos del citado departamento.
En su respuesta apenas se dignaron a recordarme que debía estar agradecido a lo que habían hecho por mí, cuando en realidad la invitación de Gansu me llegó de la forma más chapucera imaginable, y sin que el gobierno de Navarra hubiese aportado más que unos cuantos miserables clicks en la casilla de “reenviar” de cuatro cuentas de correo.
Como podéis imaginar, ahí se acabó cualquier oportunidad de cooperar con ellos para mí. A nadie le importaba que yo hubiese aprendido chino, o que hubiese pasado más de un año investigando ámbitos de la sociedad china tan relevantes como el sistema educativo, la profesionalización de los universitarios, los rasgos distintivos de las empresas, o el papel de los gobiernos locales como promotores del desarrollo.
Todo eso les importaba bien poco, porque para ellos yo era una simple molestia, o en el mejor de los casos, un “metete” demasiado preocupado por las relaciones entre Navarra y China, e incomprensiblemente dispuesto a pedir explicaciones a los cargos y órganos públicos que no cumplieran con sus responsabilidades al respecto.
En un último acto de ciudadano indignado, escribí un email dirigido a los principales órganos implicados, desde la propia Universidad Pública de Navarra hasta el Gabinete de Gobierno, pidiéndoles literalmente más fundamento en los proyectos de cooperación (cuestión en la que nos estamos jugando el futuro de nuestra provincia), e instándoles a que, al menos, se encargaran de organizar un proceso de selección de delegados para la próxima edición del programa de Gansu.
Algunos me respondieron invitándome a cuidar mis formas, y recordándome que para poder lograr determinadas oportunidades había que ser más amable con los superiores.
El caso es que, pese a mi insistencia sobre el tema, el programa de cooperación de Gansu para el año 2013 se quedó sin representación de Navarra, y ya veremos si para 2014 se prepara una convocatoria en condiciones.
Desde entonces, y a pesar de todo lo que se ha invertido en mi formación, nadie me ha contactado para colaborar con ninguna institución pública de Navarra, y llevo ya más de un año sin que nadie responda “con fundamento” a las propuestas que, como buen navarro, he seguido enviando tozuda y lealmente a la UPNA.
El verano pasado, después de dos años sin volver a casa, disfruté de dos meses de descanso en mi Bera natal, a la que encontré tanto o más parada en lo laboral que cuando partí. Cuando quedaban ya pocos días para regresar a China, me acerqué a la universidad para matricularme, y de paso saludar en la oficina de Relaciones Internacionales, donde me invitaron a que echara un vistazo a la ceremonia de acogida a los estudiantes extranjeros que se estaba celebrando en ese mismo momento.
Esa fue la primera vez que pude verme, cara a cara, con algunas de las personas a cargo de mis andanzas por China, y aproveché para ponerles al tanto de las muchas oportunidades que se estaban perdiendo en relación a Gansu y a otros asuntos relacionados con China.
También me ofrecí voluntario para dar una charla a los universitarios interesados en estudiar en China, y les hablé de la necesidad de animarles a aprender chino y formarse en chino, tema que ya traté en otro artículo (y que les he cedido de forma gratuita por si querían utilizarlo como guía para los estudiantes).
Su reacción a mi exhaustivo informe oral fue cubrirme de dudosos elogios, con la esperanza de que aquello me calmase y así cerrara la boca de una vez. Yo hubiese seguido hablando durante horas, porque es un tema al que apenas nadie se ha dignado a prestar atención en toda la administración pública de Navarra, pero os lo creáis o no, la conversación acabó con el pretexto de que se tenían que ir a tomar el café, un café al que, por supuesto, yo no estaba invitado.
Conclusión: yo a mi despacho, y tu a la China. Y a callar.
Ese es el tipo de patada en el culo que nos están dando los “acomodados” de las generaciones educadas en el franquismo a los todavía jóvenes que nos creímos todos esos nuevos valores que, supuestamente, iban a conducirnos a una sociedad más justa y más democrática.
Volviendo a la conversación telefónica del inicio del artículo, tras desahogarme sobre estos problemas con mi amigo del Departamento de Sociología, él me aconsejó que dejase a un lado las críticas y me centrase en tratar de ofrecer lo mejor de mi mismo, ya que de ese modo, planteaba él, las oportunidades que esperaba acabarían apareciendo solas.
Yo coincido con su planteamiento, pero sólo en la medida en que uno lo ponga en práctica dentro en un ambiente que cuente con, al menos, una pequeña parte “permeable” a esos valores y principios en los que creemos. Y me da mucha pena decirlo, pero creo que ni el Gobierno de Navarra, ni buena parte de sus órganos, ofrecen ese tipo de ambiente en estos momentos.
No sé cómo lo veis vosotros.



Parece que la única forma de mejorar la situación en el futuro es compartiendo esta experiencia con el mayor número de navarros (¿has intentado que te publiquen en algún periódico o revista local crítico con el actual Gobierno?), quienes deberíamos tomar en cuenta como un tema más en la larga lista de cosas en los que podemos influir dando ejemplo (como Javi), no echando la toalla y con nuestro voto para romper de una vez con los vicios que vienen de tan atrás…
Hola Zela,
antes que nada, muchas gracias por tu comentario y por tu apoyo.
La verdad es que, aparte de unos pocos amigos, no he pasado la noticia a ningún medio de los que mencionas. ¿Quizás debería hacerlo? Suelo colgar mis artículos en la página de Facebook de Historias de China, algo en twitter y poco más.
La verdad es que, como bien dices, tienta mucho tirar la toalla. Yo en estos momentos vivo de una beca que me ha dado el Instituto Confucio, y mientras tanto colaboro en un proyecto para tratar de fomentar la afluencia de turistas chinos en Euskadi. Es otro proyecto que también propuse en Navarra (a órganos y empresas), pero que nadie le supo ver el interés.
En fin, con el tiempo acabas invirtiendo tus energías allá donde crees que pueden ofrecer mejores frutos, y como señalo en el artículo, no creo que los ámbitos de decisión de Navarra ofrezca un buen sustrato en estos momentos.
Veremos a ver si este caso interesa a los navarros. Yo por mi parte no tengo problema en que se difunda, ni me importan quién lo difunda. Sólo espero que contribuya a que, entre todos, nos pongamos las pilas para aprovechar las oportunidades de futuro.
Una vez más, muchas gracias por tu apoyo.
Jabiertzo
“…nos pongamos las pilas para aprovechar las oportunidades de futuro”. Tu frase resume lo que tenemos que hacer, y no sólo hablar de lo importante que es China, aprender chino etc. como lamentablemente muchos hacen en nuestro país. Si hay algo bueno de la crisis económica que estamos sufriendo es que ha dejado sin excusas a la gente joven para prepararse más y salir fuera para poder mejorar luego lo nuestro.
Mientras podamos salir fuera en buenas condiciones ni tan mal.
Yo tuve la gran suerte de venir a China becado, pero no creo que esa sea la situación para la mayoría de los interesados ahora.
La verdad es que la situación de España en lo relativo a cooperación con China deja mucho que desear en comparación a otros países como Alemania o Francia.
Yo alucinaba de ver que a los universitarios franceses su gobierno les ofrecía becas de entre 400 y 800 euros sólo por ir a estudiar mandarín a una universidad china.
En cambio, los españoles que se animen a venir a China lo van a tener bastante más crudo en ese sentido, aunque también es cierto que en estos momentos es relativamente fácil buscarse la vida dando clases de español, un idioma cada vez más demandado en este país.
Es posible que haya aspectos de China y de su política que no nos gusten, y que puedan surgir conflictos como el que ha surgido en relación a Jiang Zeming, pero en un mundo cada vez más conectado, estamos casi obligados a entendernos y cooperar.
No sé si esa tarea se llevará a cabo a través del Estado, o a través de agentes locales, pero en cualquier caso, Navarra cuenta con un potencial enorme para atraer los intereses de China, y creo que a nosotros también nos puede resultar de gran interés trabajar con nuestros amigos de Gansu y de otras zonas en las que ya tenemos presencia.
En fin, que nos queda una enorme tarea a realizar en relación a China, y además tengo la convicción de que cada oportunidad que dejamos pasar la vamos a pagar con creces en el futuro.
Muchas gracias por tu aportación. Saludos desde Changchun!!
Tienen más cara que espalda. Estarían jugando a los marcianitos en la oficina supongo.
Con la burrocracia hemos topau :/ No sé si decirte que ofertes esos conocimientos a administraciones (vecinas) más sensibles con el tema, puesto que de burrócratas también están llenas, pero con el caudal de información que has proporcionado y el desprecio institucional recibido está claro que ése no es el camino. Y funcionando como funciona España, que hasta que no pasen las europeas no nos crujirán con el IVA otra vez, y hasta que no lleguen las municipales y nacionales no se moverá ná para salir bien en la foto…
Si te contase la cantidad de proyectos e ideas que propuse a órganos de Navarra, y sin respuesta siquiera..
Recuerdo que una vez llamé a turismo, y les comenté una idea que calificaron de “filosofía”. Pues bien, siguiendo el mismo consejo que me has dado, presenté dicha “filosofía” a agentes del sector en Euskadi, y un año más tarde, el proyecto está a punto de hacerse realidad.
Yo creo que parte del problema está en que el poder político en Navarra lleva demasiado tiempo estancado en las mismas manos y se ha escurrido hasta esferas de decisión muy delicadas a base de amiguismo.
Es posible que eso mismo pase en otras provincias, no lo sé. Pero la prueba de ello está en las propias respuestas que me ofrecían de muchos de estos órganos, cuyos cargos tenían las miras claramente puestas en los resultados de las elecciones. Así está claro que no vamos a ningún lado.
El desarrollo económico y social no se soluciona en cuatro años de legislación, y menos aún si esos años me los paso haciendo dinerito a base de especulación. Pan para hoy, hambre para mañana.
Esto como todo, creo que hay que achacar estas cosas a la dejadez y la estupidez de los que deben llevar estos asuntos, por pura conveniencia y vagancia, que a la pura maldad porque sí. Aunque de la última tenemos mucha con los amiguismos pero la estupidez y tontería siempre prevalecen. El problema no es tanto el plano político que más se ve de cara al público y que al final tiene cierto movimiento sino las instituciones que están anquilosadas y no se mueven, donde los altos cargos con poder de decisión son dinosaurios que no saben nada del mundo moderno ni a dónde vamos, así las ridículas respuestas de “esto no lo llevamos nosotros” o “no están ahora mismo” por pereza a pensar cómo darle continuidad a una propuesta brillante que seguro que reciben más de una. ¡Suerte con ello!
Gracias por el comentario y por los ánimos, Toni.
Este año parece que en Navarra se lo están tomando un poco más en serio con el tema de Gansu, pero todavía está por ver lo que pasa.
Como bien dices, a veces asombra comprobar lo mucho que les cuesta a esos órganos, y a sus responsables, ponerse al día y responder a las oportunidades que surgen.
También ayudaría mucho que los ciudadanos tuviésemos una cultura democrática más fuerte, porque ante estas situaciones muchos optan por dejar pasar el asunto y esperar a ver si sale un puesto o cargo que cubrir.
Si te metes en líos, como he hecho yo, lo único que consigues es perder oportunidades y acabar desperdiciando lo que se ha invertido en tu formación.
Resulta lamentable decirlo, pero es así, y así seguirá siendo hasta que a los ciudadanos les empiece a preocupar más, y tomen medidas más serias ante la gestión de nuestros políticos y cargos públicos.
Si nos quejamos en casa y en Internet, pero a la hora de la verdad nos callamos para que nos caiga el enchufe de turno, muy mal vamos.
En fin, mejor lo dejo, que si no me enrollo. Una vez más, muchas gracias por participar, y un gran saludo desde Changchun.