Entra la niña de Rajoy y la del Partido Comunista de China

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¿Alguna vez os habéis planteado las conexiones que puede haber entre dos organizaciones como el Partido Popular y el Partido Comunista de China?

Aunque ya hemos comprobado en varias ocasiones lo bien que se entienden cuando toca defender los intereses de las grandes empresas “nacionales”, en principio, se trata de partidos muy lejanos desde el punto de vista ideológico.

Mientras que el PP justifica la apertura al mercado global y las privatizaciones a golpe de liberalismo económico, el PCCh lo hace a base de marxismo, porque ya decía Marx que el desarrollo capitalista era una fase previa y necesaria al socialismo. Además, cuando toca decidir quién se ocupa de ordeñar a las empresas estatales, el partido chino tira de los sucesores de aquellos que lucharon junto con Mao, entretanto que el partido español ficha a los nietos y bisnietos de los que fueron fieles a Franco. Nada que ver.

En materia de derechos y libertad de expresión, la diferencia de posturas entre PP y PCCh vuelve a resultar tajante, ya que el primero los recorta con el fin de atenuar la ralentización económica, mientras que el segundo los retrasa en favor de la aceleración económica. Peras y manzanas.

Por último, en lo relativo a la libertad sexual y los derechos de las mujeres, el PP los reprime en nombre del dogma católico, mientras que el PCCh prefiere hacerles frente invocando a Confucio y sus honorables barbas.

Ahora bien, pese a todas estas diferencias ideológicas tan dispares a efectos prácticos, ambos partidos comparten el mismo gusto por la familia, por los llamados “valores tradicionales” y por tratar a sus ciudadanos como si tuviesen la actividad neuronal de una alcachofa.

Por eso no es casualidad que ambos hayan acabado desarrollando campañas propagandísticas de forma y mensaje tan similares como la de la dichosa niña, quien bien podría haber sido ideada por el mismo equipo de genios.

Y es que, tanto la niña de Rajoy como la de Xi Jinping representan una forma de hacer política al estilo “atrapalotodo“, que, entre otras cosas, implica dejar de lado las ideologías y dirigirse  a los ciudadanos igual que hacen cantidad de empresas, o sea, apelando a nuestros sentimientos e impulsos más primarios y tratando de anular el sentido crítico.

No en vano, los chinos se encuentran cada vez más cerca de los españoles en cuestiones como la pérdida de la conciencia de clase, y no hay familia urbana que no se imagine a sus descendientes al mando de una empresa, aunque, en el fondo, todos saben que sus títulos universitarios y su experiencia laboral cuentan cada vez menos en la cada vez más flexible economía del país.

Pero no pasa nada, porque la niña del PCCh les recuerda cada día que todo va a ir de fenómenos, y que cualquier problema se supera si nos esforzamos, nos portamos bien y sonreímos mucho.

Vamos, que ya nos podemos olvidar de aquella imagen ideologizada de los chinos que nos vendían en películas y series, porque, como diría el sociólogo Richard Sennet, ellos también están sucumbiendo a esa cultura de la superficialidad del nuevo capitalismo, y muchos ya ni se acuerdan de lo que fue la Guerra Fría.

Por eso, aunque sigue habiendo chinos que demandan menos niñas y sueños y más explicaciones y hechos sobre el prometido Estado del Bienestar, igual que ocurre en España, una parte importante de la población ha perdido ya toda noción de la dirección en la que se supone que apuntan las políticas del gobierno y del efecto que tendrán sobre su situación individual o familiar.

Y como eso de pararse a pensar sobre las cosas y discutirlas ya no está de moda, y lo que impera es darle un me gusta a cualquier cosa que nos pongan delante, la propaganda política la consumimos con la misma predisposición afectiva e intelectual que se requiere para tragar otro anuncio publicitario más, cuando, en realidad, nos la estamos jugando en ello, seamos de las siglas y nacionalidades que seamos.

2 comentarios en “Entra la niña de Rajoy y la del Partido Comunista de China”

  1. Muy bueno. Yo también creo que, aunque haya diferencias en las formas, en la practica los del PP y los del PCCh tienen una forma de hacer las cosas muy similar. Lo cual es normal: ambos son partidos compuestos por burócratas que viven en su mundo y hacen de la cosa pública una gran fuente de ingresos y privilegios para ellos tanto para ellos como para sus amigos y familiares.
    Si me lo permites, debo discrepar con la alusión a Confucio. Confucio no justifica la existencia de una burocracia ingente como la del PCCh. Las burocracias imperiales antiguas, que se basaban en gran medida en la doctrina de Confucio y sus seguidores, eran mucho más austeras y estaban formadas por individuos que entraban después de pasar unas oposiciones muy duras. De hecho, la filosofía de Confucio le resultó muy incomoda a Mao Zedong hasta el punto de que llevó a cabo una destrucción sistemática de todo lo que remitiera al confucianismo.

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