Pese a lo que sostienen algunos tópicos sobre los chinos, creo la mayoría de los habitantes de su país comparten buenas dosis de inocencia entre los rasgos de su carácter, sobre todo si entendemos el concepto de inocencia como “falta de malicia”.
Con ello no quiero decir que no haya chinos con mala intención, ya que gente de esa calaña existe en todas partes, y en algunos lugares hasta se reúnen formando agrupaciones criminales, o incluso algún que otro partido político (para comprobar eso último no hace falta irse a China).
Por supuesto, en el país de Confucio hay organizaciones mafiosas, hay criminales sueltos, y contamos con al menos unos cuantos “listillos” por kilómetro cuadrado, de esos que te palpan furtivamente las partes sensibles en busca de algún smartphone o alguna cartera desprevenida. Algún día quizás dedique algún artículo a este aspecto de la vida social, aunque de momento apenas tengo experiencias al respecto, lo creáis o no.
Y es que, aunque en China también se cuecen las mismas habas del mal que en todas partes, me atrevería a decir que las probabilidades de que algún jeta te meta en líos es más baja que en muchos países en desarrollo, y es muy pero que muy raro que a uno le increpen con chulería o le ataquen por la calle sin habérselo ganado previamente.
De hecho, durante mi estancia en este país tan amante del pop pegajoso y los osos de peluche, me he metido en todo tipo de tugurios suburbanos en busca de alguna tasca donde pongan algo de Heavy Metal de verdad, y nunca me he sentido amenazado por el ambiente ni por la actitud de nadie en particular, y eso que no paso del 1,70 de altura.
Al contrario, es muy posible que fuera yo, con mi abundante bello corporal e incipiente calva, mi postura encorvada tipo Cuasimodo, y mis tatuajes ya desteñidos, el que atemorizara a los pobres chinos rockeros, y no al revés.
Pero aunque se agradece el ambiente de seguridad que favorece esa falta de malicia, existe otro efecto secundario que puede resultar un tanto cansino para más de un tipo de extranjero o “laowai”, que es el término con el que muchos chinos se refieren a nosotros de forma “informal”.
Como ya habrán deducido muchos de los que me lean desde China, me refiero a la costumbre de atosigar con todo tipo de preguntas que en muchos países de Occidente consideraríamos indiscretas, sobre todo en el norte de Europa o en los países de cultura anglosajona, donde quizás existe una percepción más aguda de la separación entre la esfera privada o íntima y la pública.
Mi querido amigo Klas, que es de nacionalidad sueca, era uno de esos que se ponía negro con las preguntas de los estudiantes chinos, quienes, aclaro una vez más, no lo hacían con ganas de tocar las narices, sino movidos por una curiosidad irrefrenable y un enorme interés por los extranjeros, en especial por los europeos, norteamericanos, australianos, y neozelandeses.
Sin embargo, Klas no contaba con los rasgos morfológicos que los chinos asocian a las regiones ya mencionadas, por lo que muy pocos de ellos podían deducir su origen a simple vista.
Y es que Klas es uno de esos individuo conocidos como “banana” según la acepción general del diccionario racista, porque es un tío que tiene claros rasgos asiáticos, aunque ha crecido en un entorno esencialmente WASP (Blanco, anglosajón y protestante).
Este hecho se debe a que sus padres, de origen sueco, lo tomaron en adopción junto a su hermana en Corea del sur cuando apenas tenían 5 años, por lo que perdieron el ligerísimo bagaje cultural que habían acumulado en su país de origen, incluido el idioma, y crecieron de forma tan sueca como su familia adoptiva.
Pero esta situación, tan corriente y comprensible en muchos países occidentales, suponía un fenómeno de lo más enigmático para muchos estudiantes chinos de origen rural, que casi siempre daban por hecho que mi amigo era de origen local, hasta que comenzaban a darse cuenta de que algo no iba bien con su nivel de comprensión y habla del mandarín.
Era en ese tipo de presentaciones un tanto maltrechas y flojas en diplomacia, cuando mayores probabilidades había de que el interlocutor chino sacara su metralleta de preguntas y acribillara al pobre Klas sin piedad, dando lugar a conversaciones de este tipo:
EC (Estudiante chino): Ah, ¿tú no hablas chino?
Klas: No, no soy de aquí.
EC: ¿De dónde eres?
Klas: Soy de Suecia.
EC: Pero pareces asiático
Klas: Ya, es que nací en Corea.
EC: Entonces, ¿hablas coreano? (añadiendo, quizás, un saludo en coreano)
Klas: No, no hablo coreano. Hablo sueco e inglés.
EC: ¿Tus padres no te enseñaron coreano?
Klas: Mis padres son suecos, no hablan coreano.
EC: (con cara de no entender ni leches) ¿Cómo es eso?
Klas: Una pareja de suecos viajó a Corea y nos tomaron a mí y a mi hermana en adopción cuando éramos pequeños.
NOTA: Aquí la conversación podría tomar dos variantes en función del nivel de “inocencia” de los estudiantes y su origen más o menos rural.
EC (de ciudad pequeña): Ah entiendo, tus padres adoptivos no podían tener hijos.
EC (de pueblo o aldea): Oh, que pena, ¿vuestros padres de Corea no os querían?
Os podéis imaginar la gracia que le hacía al pobre Klas ser objeto de semejante traca de preguntas, siendo como es él, un espécimen escandinavo de esos de pura cepa, tan celosos con su espacio personal. Es cierto que la situación podía llegar a ser un tanto desesperante cuando ya sumaba la vigésima vez que se repetía el dichoso interrogatorio, pero a mí me daba una gracia inmensa ver cómo la cara de Klas iba tomando tonos de psicopatía aguda, mientras el estudiante chino de turno ni se enteraba del nivel de cabreo que estaba causando.
En fin, supongo que es una de las desventajas que acarrea el tener que tratar con gente sin malicia, de esa que cada vez hay menos, y sin la cual el mundo sería un lugar mucho más sombrío y bastante menos divertido.



It’s so funny the dialogue that could happen ever so often con gente ‘inocente’:
EC (de ciudad pequeña): Ah entiendo, tus padres adoptivos no podían tener hijos.
EC (de pueblo o aldea): Oh, que pena, ¿vuestros padres de Corea no os querían?
La respuesta sería: wtf, but yes, yes…
Mi propio padre dice que no soy china (yes I am, from Malaysia). Más bien, soy una persona entre culturas, y no soy adoptiva.
Once again, great post. Gracias.
Es lo que pasa con los que no tienen malicia, que te siempre te pillan con la guardia baja.
Vaya, así que eres una de esas personas entre culturas, eh? Pues entonces, seguro que tienes cantidad de historias al respecto.
Me alegro mucho de que te diviertas con los post, y muchas, muchas gracias por los ánimos.
Eso es.Sigo aprendiendo castellano, chino cantonés y el ábaco…y disfruto mucho los lenguajes. Dicen que: math is the universal language, entonces hay que espabilarme más!
Gracias a tí ;0)
Cuando viví en China tenía rastas, ya te puedes imaginar el revuelo que causaba siempre. Me pasaba algo como a tu amigo Klas, siempre me hacían las mismas preguntas:
Pregunta número uno: ¿Cuánto te ha costado?
Pregunta dos: ¿Es falso o verdadero?
Pregunta tres: ¿Cómo te lo lavas?
Después del interrogatorio venía el juicio de valor, y he de decir que al menos la mitad de las veces era positivo! 😉
Qué valiente!! A mi alguna vez incluso me pararon por la calle unos chavales a tocarme los pelajos de los brazos. Les hacía mucha gracia que tuviera tantos ahí, y no tantos en mi cabeza. No me quiero ni imaginar si además tuviera un corte de pelo “original”. Pero es lo que dices, es curiosidad pura, y la mitad de las veces, o más, sin mala idea.
jajajaja que gracioso.. es como si nosotros fueramos de otro planeta para ellos xD
Somos aliens e.e
Pero esta situación, tan corriente y comprensible en muchos países occidentales, suponía un fenómeno de lo más enigmático para muchos estudiantes chinos
Yo me he preguntado: Si hay chinos por fuera de USA no sabe chino y nada de china que no sepa un americano “blanco” , entonces debe existir occidentales en alguna pais asiatico solo hablen el idioma de alli y nada del idioma occidental.
No se si has hecho ese ejericicio mental, pero parece rarisimo. Por lo menos a mi.
Un especimen asi no lo he visto en ningun lado, ni en la tele o internet. Ademas es diferente encontrarlo sorpresivamente sin haber pensado antes en ello.
Me estoy ventilando todo el blog. No tiene desperdicio.
Gracias por visitar el blog, Wallebot. En China hay una gran variedad de etnicidades, y dada la cercanía con países como Rusia, hay unas cuantas zonas, generalmente fronterizas, en las que podemos encontrar gente de aspecto caucásico que habla chino como lengua materna. Sin embargo, normalmente estas personas hablan también ruso, kazajo, u otras lenguas relacionadas a sus orígenes. Pero si algún día me cruzo con alguna que solo hable chino, te prometo que trataré de hablar ella y os contaré algo al respecto.
Agradecimientos por tu interesante pregunta y mi mejor saludo desde Changchun.
Qué bueno! Acabo de leer esta entrada. Yo soy una banana de esas, criada en navarra. Me pasa exactamente esto de las preguntas pero con la gente de aquí que va a la tienda de mis padres cuando les hablo en un castellano perfecto y me danas de mandarles a freir espárragos. “Jo qué bien hablas mi idioma, ¿hace mucho que llevas aquí?” “Pues desde que nací” “¿Y te trajeron tan pequeña a España?” “. . . ” -__-
¡Muy buenas, Ana! Pues yo que tú mandaba a alguno que otro o otra a freír espárragos, para que aprendan. Cuando vean que tienes el mismo genio que los navarricos ya verás qué pronto se corre la voz y te dejan en paz XD
Gracias por participar y que sepas que estoy encantadísimo de tener una lectora de casa como tú.
hosti Jabiertzo, no había entrado aún en tu blog.. jdr lo que me he perdido!!, ahora tendré taréa para hacer, leerlo entero.
Es genial!, un abrazo desde Mallorca (pero tb soy un poco banana, hablo un buen mallorquín, pero soy canario y lo que les choca es oirme hablar como todos siendo “foraster” = laowai en mallorquín)