Como muchos de mis paisanos saben, las ferias de productos de la tierra suponen una cita muy importante en Baztan, Malerreka y la comarca de Bortziri, mi bucólico hogar del Prepirineo navarro. De hecho, en todos los años que he pasado allí, casi nunca me he resistido a disfrutar del ambiente festivo que acompaña a estas congregaciones otoñales, en las que la jarana suele estar garantizada.
Sin embargo, desde que llegué a China, nunca había tenido la oportunidad de acudir a una feria agrícola o ganadera, o quizás no me había molestado en tener la ocasión. Hasta ayer.
Y es que, desde el 15 al 24 de agosto, nuestra querida provincia de Jilin celebra la “Changchun Agricultural Expo”, una feria que se lleva organizando desde el año 2000 en el Parque Agri-Expo de Changchun, uno de los centros de producción de grano y ganaderos más importantes del país, el cual, dicho sea de paso, ostenta títulos como los de “ciudad modelo en propiedad intelectual estatal” y “ciudad más humana”, entre otros muchos, cada cual más insólito.
Tal y como cabía esperar, la visita fue todo un éxito. Mi novia y yo partimos hacia el área del evento hacia las 11 de la mañana, y apenas nos acercábamos al recinto por una de las abarrotadas calles de acceso, cuando nos embriagó el aroma campestre de puestos de comida como este de “pollo a la vagabunda”, que se asa envuelto en papel de aluminio y barro.
No obstante, con la certeza de que lo mejor nos esperaba dentro de la feria, decidimos ignorar el desfile de delicias culinarias que se desplegaba hasta la entrada principal, donde un par de ardientemente serviciales estudiantes nos facilitaron un par de entradas por unos 5 euros al cambio.
Una vez dentro, nuestra primera parada fue la carpa de productos alimentarios, en la que destacaban los puestos de embutidos y ahumados del Suroeste, los de cecinas de ternera, célebres en todo el Norte, y los dedicados a la venta pescado seco, muchos de los cuales invitaban a la degustación.
Y para quienes necesiten de un buen trago para ayudar a que el bocado resbale por el gaznate, ¿qué mejor que un licor de Mongolia Interior? Aunque a la vista de la pinta que lucían algunas de las botellas, casi mejor una gaseosa.
Tras completar el repaso a las delicatessen del país, y con el estomago rugiendo cual tigre siberiano, por fin, nos dejamos caer en el área que reunía a la mayoría de restaurantes y chiringuitos de la feria, donde se nos ofrecía la posibilidad de sentarnos y disfrutar de un buen plato de pajarillos a la cazuela, unas albóndigas de carne o pescado (atentos al huesito de mastodonte junto al que se cuecen), o el indispensable tofu apestoso, sí, eso negruzco que luce en la tercera foto y que huele todavía peor de lo que luce.
Sin embargo, entre todas las especialidades a elegir, al final nos quedamos con la del faisán asado, aunque al ser de granja sabía prácticamente como un pollo de supermercado. Tras terminar el manjar, que devoramos directamente desde la elegantísima bolsa de plástico en el que nos lo sirvieron, acudimos hacia el área de ganadería y mascotas, donde pude capturar instantáneas tan entrañables como estas:
(Ojo con el misterioso Buda que estaba comiendo el postre en el fondo de la jaula)
Después de un buen rato entre los criadores de perros, que están viviendo un auténtico boom en China, pasamos a saludar a los animales de granja, entre los que destacaban los sementales equinos y taurinos, con los que más de un visitante se jugó una cornada o una coz por hacer el tonto cerca de las vallas.
Sin embargo, lo que a mí más me llamó la atención fue el puesto de este productor de pegamento que, no sé si lo fabricaba a partir de las vacas, pero que tenía al público totalmente entregado con su prodigiosa labia y las demostraciones que hizo con una alpargata vieja.
Aunque para puestos llamativos el de este “experto en medicina tradicional” que vendía serpientes, tortugas y demás pobres criaturas disecadas por su supuesta cercanía genética con el dragón, y listas para elaborar una buena sopa o un licor de esos tan exóticos.
A continuación, dimos un paseo bastante agradable por unos invernaderos y unos huertos hidropónicos la mar de bonitos, aunque al cabo de un rato nos empezaron a aburrir tantas flores y tantas sandías colgando.
Por suerte, todavía nos quedaba por recorrer el recinto de la maquinaria agrícola, uno de los símbolos más importantes para el hombretón de campo, donde servidor esperaba secretamente poder deleitar la vista con alguna de las deslumbrantes modelos que suelen contratar los chinos para las ferias del motor. Desgraciadamente, aquello tenía menos movimiento que los ojos de Espinete, y la escena más erótica que vi fue la de este fornido joven luciendo abdominales ante la hambrienta mirada de la moza del fondo.
Para colmo, allí nadie parecía tomarse en serio eso de los espacios de venta por sectores, y lo mismo te podías encontrar puestos como este de amuletos religiosos entre tractor y tractor. Y es que, a fin de cuentas, aunque el bolsillo no dé para comprar maquinaria, siempre queda algún yuan para invertir en un santo que nos proteja de las plagas y nos obsequie con una cosecha más gorda.
Hacia el tramo final del circuito, tuvimos ocasión para echar un vistazo en los amplios pabellones habilitados para la feria, donde se ofrecía una variedad de productos que iba mucho más allá del mundo agrícola y ganadero, como este puesto de joyas típicas de la etnicidad Miao, que acumula una larga y honorable tradición pulverizando la cartera a los amantes de lo exótico.
Y como ya estábamos en un punto en que no sabíamos muy bien de qué iba todo aquello, sensación que, por cierto, afecta mucho más a los occidentales que a los chinos, decidimos pasar al recinto culinario de Taiwan, donde gocé de este peculiar plato de cangrejo ultra-frito que se come con pinzas y caparazón incluido. Ahora bien, aunque durante estos años en China he comido más gambas fritas sin pelar que las que quiero recordar, después de verme el careto en esta foto decidí que ya bastaba de dar disgustos al paladar por lo que restaba de jornada.
Por último, en nuestro camino hacia la salida, nos asomamos brevemente al Museo de Agricultura del Noreste, al que prometimos volver con más tiempo, y donde obtuve esta evocadora instantánea de lo que muchos imaginamos al pensar en la agricultura china. Con ella me despido hasta la siguiente entrega de Historias de China.



Gran reportaje, vive Dios. Lo más impresionante los abdominales del Adonis chino y la panceta ahumada……..ah! el pollo debería de estar rico.
Divertido y ameno cómo siempre.
Gracias y saludos
Gracias a ti por tu tiempo, Fidelius.
El “pollo a la vagabunda” lo tenemos apuntado en la lista de pendientes, pero la panceta ahumada es ya un habitual. No sé si será muy buena para la salud, pero le da un gusto alucinante a los platos.
En cuanto al Adonis con la tableta abdominal, es gracioso porque muchos hombres en China llevan la camiseta así en verano. A mí a veces me tienta a probar, pero con los pelajos que tengo en la barriga y lo blanca que es, me iban a mirar como a un bicho raro. Estoy seguro.
Una vez más, gracias por participar, y mi mejor saludo.
Los pajarillos a la cazuela se ven deliciosos, si el olor del tofu apestoso es fuerte me imagino la fuerza de su sabor, ese pollo, se parece a uno que elaboramos en Mexico en ciertas regiones y le llamamos pollo al barro, muy sabroso si se deshebra y come en tacos, saludos y gracias por este banquete de conocimientos.
Gracias a ti por el tiempo dedicado, es un gusto para mí saber que el artículo te ha resultado apetitoso. En cuanto al famoso pollo, parece que tendré que probarlo al estilo chino, para que cuando vaya a México pueda hacer la comparación.
Pedazo de reportaje feriante. Mi pacifismo galaico desde que tengo memoria no ha podido evitar el querer poseer, probar y una botella de licor mongol interior con botella en forma de bala. Y comprar un par más para regalar.
¿Alguna noción de posibilidad de alguna tienda internética que pueda enviar algo así a esta España mía, esta España nuestra?¿O la marca comercial para empezar a buscarlo?
Gracias, perdón por las molestias y sigue así, el blog está genial, igual que las historias.
Gracias a ti por seguir el blog. He buscado por ahí los productos de la marca, que se llama Caoyuan Xishun (草原喜顺) y creo que este enlace podría servirte: http://www.1688.com/chanpin/-B2DDD4ADCFB2CBB3BEC6.html Pero cuidado, porque el licor de la botella en forma de bala tiene 62º de alcohol.
Una vez más, gracias por participar, y mi mejor saludo desde Changchun.