Banana es un término bastante racista utilizado para denominar a las persona de apariencia asiática que se han criado en un país occidental, como es el caso de los hijos del “boom” de inmigrantes chinos que llegó a España en los años 80 y 90.
Sin embargo, de acuerdo con algunos de los expertos que aparecen en este documental de Susana Ye, es probable que los “chiñoles” le estén sacando buen partido a eso de haber crecido a caballo entre dos culturas y dos identidades.
En principio, se podría deducir que el auge de China y el creciente impacto de sus intereses en España han revalorizado las aptitudes de estos jóvenes, y seguramente sea así para muchos, pero no todos los chiñoles le sacan el mismo beneficio a su particular bagaje familiar.
La presión económica a la que estaban sujetos sus padres, la mayoría provenientes de una zona desfavorecida de Zhejiang, hizo que muchos sacrificasen el tiempo dedicado en casa con tal de asegurar un nivel de ingresos aceptable. Como consecuencia de ello, no pocos niños perdieron la oportunidad de absorber la herencia cultural de sus progenitores, por lo que se han formado prácticamente como cualquier otro español, aunque nunca hayan sido considerados como tales al 100%.
En cuanto a aquellos inmigrantes que se casaron con españoles, es posible que la situación de sus hijos sea tanto o más paradójica, ya que en estos casos es más probable que desconozcan o no dominen el mandarín, hecho que les empuja todavía más al fondo del limbo identitario que persigue a cada chiñol.
De hecho, al margen de su nivel de dominio de ambas culturas, buena parte de los entrevistados en el documental manifiesta haber padecido abusos por parte de sus compañeros de instituto, al tiempo que lamentan haber tenido que ayudar a sus padres en su negocio o haber carecido de una paga mientras los demás chicos salían a jugar o de compras.
Por si fuera poco, también hay que añadir la gran presión familiar que soportan cuando comienzan a tener relaciones amorosas, ya que la generación anterior sigue siendo muy insistente en que se casen con personas de origen chino.
No obstante, pese a todo lo que tienen que aguantar en el plano personal y pese a no poder encajar como les gustaría entre sus paisanos, parece que su particular karma sociológico les recompensa con unos resultados académicos y/o empresariales que ya quisiera el español medio.
Hasta aquí mi resumen-reflexión sobre el contenido del documental. En cuanto a su ejecución, me parece que es un trabajo buenísimo si tenemos en cuenta que se trata de una obra autoproducida, así que no dudéis en reservarle unos minutos y, si os parece oportuno, hacedme saber vuestra opinión al respecto.



El articulo/docu sobre los chinoles y los banana, me ha recordado a “China en la maleta”.
No pensé que banana era despectivo. La primera vez que oi, lo decia una niña adoptada en USA en un documental sobre las chinas adoptadas y hoy adolescentes.
Decia que era una banana. Blanca por dentro y china por fuera, lo decia sonriendo como un chiste simpatico y nada ofensivo.