Aunque la desaparición del vuelo de Malaysia Airlines ha acaparado la mayor parte la atención mediática de este mes de marzo, desde el miércoles día 12 están saliendo a la luz toda una serie de casos preocupantes relacionados con la administración de ciertos fármacos en guarderías de diversos puntos del país.
El primer caso ocurrió en Xi’an, donde algunos padres ya venían sospechando de los síntomas mostrados por sus hijos, entre los que abundaban casos de mareos y dolores de cabeza, estómago y piernas.
Sin embargo, la chispa que desató el descubrimiento se produjo cuando uno de los estudiantes de la guardería le contó a su madre que ese año no se iba a resfriar porque estaba tomando “las pastillas que les daban en la escuela”. Extrañada por el comentario, la madre le pidió que guardara una de esas pastillas el próximo día que se la suministraran. El joven hizo tal y como le pidieron en casa, y fue de ese modo como la familia descubrió que el centro preescolar estaba suministrando un fármaco antiviral (hidrocloruro de guanidina) sin haber informado a los padres.
Tras correrse la voz entre los clientes de la guardería, la noche del lunes 10 de marzo, varios de ellos se reunieron frente a la guardería para pedir explicaciones y reclamar la intervención de las autoridades locales, que procedieron a formar un equipo para investigar los sucesos.
Sin embargo, para el 12 de marzo la práctica ya había sido detectada en otra guardería asociada de la misma zona, hecho que generó una gran indignación y una sonora protesta que no tardó en hacerse llegar a los medios.
Y es que, entre los dos centros, dirigidos por la misma empresa, había matriculados nada menos que 1455 niños, a todos los cuales fue administrado el retroviral 3 veces al mes durante todo el periodo escolar (que incluye los meses de septiembre, octubre, noviembre, febrero, marzo, abril y mayo), según han indicado las pruebas de la investigación policial.
El motivo principal para implementar este “sistema de prevención” parece ser de carácter económico, puesto que ambas guarderías se comprometían a devolver parte de las tasas mensuales en función de los días que los niños no acudiesen por motivos de salud.
Si tenemos en cuenta que los padres pagaban 1100 yuanes RMB al mes (132 euros) por las clases y otros 50 yuanes diarios por gastos de comida (alrededor de 1500 yuanes al mes), nos podemos hacer una idea de la cuantiosa pérdida de ingresos que suponía para la empresa pasar por una epidemia de gripe.
Según el Departamento de Policía de Xi’an, desde noviembre de 2008 hasta octubre de 2013, ambas guarderías se habían hecho pasar por diferentes agentes sanitarios para facilitar la compra de 54.600 pastillas del antiviral desde 4 compañías farmacéuticas diferentes.
Desde el miércoles 12 de marzo, el Departamento de Sanidad de Xi’an está comprobando el estado de salud de todos los niños afectados por el caso, cuyos resultados finales no tendrá hasta pasado el día de 21, aunque la cifra de los que han sufrido afecciones anormales ya supera los 60.
Además del problema inmediato que supone para las familias afectadas, este caso constituye otro duro golpe de consecuencias, quizás menos tangibles, pero igual de profundas para la ya deteriorada confianza de los ciudadanos chinos hacia las empresas e instituciones de sectores tan delicados como los involucrados.
De hecho, se sabe que varios de los niños que atendían dichas guarderías han sido llevados a centros hospitalarios de otras ciudades y de otras provincias, por miedo de que las autoridades sanitarias de Xi’an no les informasen de los resultados reales de la investigación.
Tras los sucesos de Xi’an, la preocupación se ha extendido entre los clientes de este tipo de guarderías privadas, y las sospechas han llevado ya a la detección de nuevos casos repartidos a lo largo y ancho del país.
El 15 de marzo se hizo saber de otro caso ocurrido en la ciudad de Jilin, de la provincia con el mismo nombre, el 18 de marzo se confirmó otro suceso similar en Yichang (Hubei), y hoy, día 20, se ha informado de otro nuevo caso en la Prefectura Autónoma de Linxia.
Veremos hasta qué punto se han generalizado estas prácticas entre las empresas del sector, y a qué niveles llegan los daños ocasionados a las víctimas, pero en cualquier caso, como persona residente en China, me preocupa mucho la dejadez y falta de seriedad con las que el Gobierno trata estos ámbitos tan cruciales para la seguridad de los ciudadanos.
De verdad, no entiendo cómo pueden hablar de una “sociedad armoniosa” mientras sus miembros siguen careciendo de las garantías y derechos necesarios para garantizar un mínimo de garantías y de justicia. ¿Qué armonía puede existir en el seno de una sociedad que día a día comprueba la imposibilidad de confiar en el vecino?
Sí, ya nos hemos enterado de que el desarrollo económico es un paso necesario para garantizar el bienestar social, pero si a dicho proceso no le sigue un desarrollo de lo jurídico y lo social, el resultado no es otro que el de ese “capitalismo de rapiña” dispuesto a hacer caja a costa de nuestra salud, y no creo que eso suene muy bien a oídos de la mayoría.


