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China: ¿Distopía o chivo expiatorio?

No sé si soy un bicho raro entre los emigrados a China pero ya empiezo a estar un poco harto de todas esas noticias tan de moda que venden a este país como una distopía ascendida del mismísimo infierno. Entre el sistema de crédito social y el de reconocimiento facial se ha montado un festín de desinformación sensacionalista que me preocupa bastante, no solo por su forma de alimentar el desconocimiento sobre China, sino también por lo mucho que se presta a deshumanizar a la sociedad del gigante asiático.

La última de estas noticias giraba en torno a la prohibición temporal de tomar un tren o un avión de los usuarios con un nivel de crédito social bajo, mezclando churras con merinas y sin tener ni idea de lo que se está hablando. Para empezar, ese tipo de restricción no se va a aplicar a las personas que dejen una bici de alquiler mal aparcada, como han sugerido por ahí, sino a quienes han cometido fraudes y podrían huir del país (un problema muy importante en China desde las políticas anticorrupción) o a aquellos cuyo comportamiento atente contra la seguridad de las estaciones de trenes y los aeropuertos.

Los que vivimos en China y seguimos las noticias locales más o menos de cerca, todavía nos acordamos de dos casos bastante recientes y sonados de pasajeros de alta velocidad que impidieron el cierre de las puertas de sus vagones con tal de que sus parientes no perdiesen el tren, una gracia que podría generar graves accidentes en la red ferroviaria. Pues bien, lo que se ha decidido básicamente es crear una lista negra de usuarios altamente problemáticos, entre los que se encontrarían individuos de este tipo y otros, para que no puedan hacer uso de esos modos de transportes o solo puedan viajar en segunda o tercera durante el plazo máximo de un año.

Pero la relación entre esto y el crédito social está muy cogida por los pelos, porque hoy en día ni siquiera se sabe en qué forma el hecho de estar incluido en esas listas negras afectará a la puntuación de crédito social de cada uno. Es más, el gobierno todavía está trabajando en ello y hasta ahora ni siquiera es capaz de ofrecerte tu puntuación. Repito por si a alguien no le ha quedado claro: EN ESTOS MOMENTOS EL ESTADO CHINO CARECE DE UN SISTEMA DE CRÉDITO SOCIAL POR PUNTOS.

En suma, no se puede decir que las personas con una baja puntuación en el sistema de crédito social no puedan viajar en tren o en avión. Lo que ocurre es que las personas con faltas administrativas o judiciales de gravedad perderán su credibilidad ante el Estado y se limitará su posibilidad de desplazarse a través de las infraestructuras costeadas por el erario público.

Se supone que el sistema de crédito social del Estado chino estará listo para el año 2020 pero, hasta la fecha, todo eso de los puntos que se ha comparado con el capítulo “Nosedive” de Blackmirror es cosa de empresas privadas como Alipay y su Zhima Credit. Todavía no se sabe muy bien cómo esas empresas colaborarán con el Estado a la hora de calcular el nivel de crédito de los ciudadanos, pero ahora mismo esas aplicaciones móviles básicamente te recompensan por ofrecer información personal y pagar tus deudas a tiempo. Es decir, cuando usas Alipay u otras plataformas de compras con estos sistemas, tus puntos aumentan cuanto más gastes y más uses sus servicios de pagos a plazos, siempre y cuando devuelvas el dinero religiosamente, por supuesto.

A ellos les da igual que seas miembro del Partido Comunista de China. Es más, el sistema ni siquiera te ofrece una casilla para que lo indiques. No sé si esto venía mucho a cuento pero lo aclaro antes de que algún periodista empiece a especular. Pero al sistema sí le importa tu nivel educativo, tu profesión o si tienes carnet de conducir. Desde luego, aquí se pone en juego la privacidad de los usuarios, pero ni los puntos obtenidos son públicos ni nadie va a poder interferir con ellos según le caigas bien o mal, como veíamos en la serie antes citada.

Dentro de este sistema de crédito hay un apartado que tiene en cuenta las “relaciones sociales” de los ciudadanos que puede conectarse a páginas web del ámbito laboral como LinkedIn con el fin de valorar tanto nuestra cantidad de contactos como su perfil profesional. Así pues, en principio, esa parte del sistema sí podría generar un grado de discriminación contra los ciudadanos que carezcan de amiguetes importantes. Sin embargo, todavía no se sabe en qué medida ello podría afectar al método de puntuación que está preparando el gobierno.

En cualquier caso, todo esto del crédito social no es un invento de los chinos y viene desarrollándose en países como los Estados Unidos desde hace un tiempo ya, aunque los chinos lo han llevado a otro nivel al integrarlo en su superavanzada economía de las compras vía teléfono móvil.

¿Y qué decir de nuestras listas de morosos? Parece que en España algunos se han olvidado de lo fácil que les resultaba a algunas teleoperadoras meterte en dichos registros después de liarte con irregularidades dignas de denuncia millonaria. Pero aquí no pasa nada, porque lo que realmente nos preocupa son los pobres chinos y lo alienados que están.

¿Ley mordaza? Ni caso, los chinos están mucho más controlados. ¿Raperos a la cárcel? Minucias en comparación al Black Mirror que han montado los chinos. Nos comen los chinos, nos comen.

De hecho, esta forma de hacer periodismo me ha recordado a lo que ocurría en otras épocas pasadas de España, cuando la censura, más que censurar, lo que hacía era “recomendar” que se hablase de las penurias de otros países en lugar de centrarse en los dramas nacionales. Y si creéis que exagero echad un vistazo a lo que explicaba el corresponsal Federico Volpini en este documental dedicado al 50 aniversario de TVE.

En lo relativo a la tecnología de reconocimiento facial, la cosa tiene todavía más cachondeo, porque nuestros periodistas han puesto el grito en el cielo con este asunto de la vigilancia en China, pero les veo más bien poco preocupados por las cosas que reveló Edward Snowden sobre lo que ocurre en nuestras queridas democracias liberales. Por cierto, últimamente ese señor también se ha mostrado preocupado por las implicaciones de la tecnología de reconocimiento facial en móviles de marcas como Apple, pero tampoco esperéis encontrar muchas noticias ni grandes discusiones al respecto, porque esas grandes empresas tienen todos los recursos y amigos poderosos necesarios para impedir el debate y desviarlo a donde les interese.

En fin, cada día está más claro que los medios de comunicación pasan de informar de forma rigurosa y que lo que buscan es fomentar la opinión de sus amos, lo cual me temo que también es aplicable a China. Ahora bien, para poder seguir jugando al juego de la superioridad moral con el país asiático hay que demostrar que se dispone de mecanismos jurídicos que garantizan el óptimo disfrute de los derechos humanos.

Y lo siento mucho pero en China hace ya tiempo que se sabe de los estragos que ha causado la crisis económica en ámbitos esenciales para garantizar un nivel de vida digno de todos, porque ese también es un derecho fundamental. Mientras la población pobre sigue aumentando en los países desarrollados, China bate récords sacando a millones de la miseria y apostando por erradicarla para el año 2020, el mismo en el que entrará en funcionamiento el dichoso sistema de crédito social.

Pero no hay remedio porque a nuestros periodistas les interesa mucho más seguir el juego del Tío Sam en materia geopolítica y machacarnos con aquello de la “amenaza china” y con lo diabólico que es su régimen, lo cual viene muy bien para consolarnos con la existencia de sistemas peores, canalizar nuestro malestar hacia ellos y de paso preparar el terreno para posibles conflictos.

Ojalá nos mirásemos un poco más nuestras propias distopías y nos dejásemos de chivos expiatorios, pues así quizás nos obligaríamos a mejorar y los chinos volverían a vernos como un modelo a seguir. Hasta entonces y mientras me dejen, yo seguiré contándoos estas y otras historias desde vuestro querido “Black Mirror”.

11 comentarios en “China: ¿Distopía o chivo expiatorio?”

  1. El mayor problema para el populacho es que hay que perder demasiado tiempo para poder enterarse en profundidad de un tema en cocreto. A menos que seas mínimamente curioso (y con tiempo libre) y te da por mirar los distintos periódicos (cada cual con su propio censor y con el empujón en ocasiones de la publicidad institucional), primero los titulares son incendiarios, para luego apoyarse en el cuerpo de la noticia directamente en medias verdades. Debe ser verdaderamente jodido hoy en día aspirar a ser un periodista de rigor y poder llegar a fin de mes sin que un jefe te diga “esta noticia no va a poder salir”.

  2. El problema que veo en este sistema es que si para 2020 te obligan a usarlo y no quieres al final es una forma más de control impuesta y poco a poco, tanto en china como en todos los paises, vamos acercándonos a esas distopias que tanto miedo nos dan.

  3. China bate récords sacando a millones de la miseria y apostando por erradicarla para el año ¿¿¿2010???, el mismo en el que entrará en funcionamiento el dichoso sistema de crédito social.

  4. Leí tu artículo el otro día y justo ahora veo esto en 20 minutos:
    https://www.20minutos.es/gonzoo/noticia/sistema-valoracion-social-black-mirror-china-3294281/0/

    Parece que todos los medios se copian unos a otros sin entrar en los temas y todos a seguirlos como borregos. Si eso no es una muestra de la distópia de occidente…creo que también hay un capitulo de Black Mirror sobre el poder de los medios y redes sociales en las democracias occidentales.

  5. ¿Plantarse los chinos? ¿como en Tiannanmen?

    Disculpa si te ofendo, pero ¿no estarás incubando el síndrome de Estocolmo?

    Hay democracias muy mejorables, pero lo vuestro es dictadura.

  6. Genial el artículo, las cosas bien explicadas desde dentro suenan distintas. Muy buena comparación con nuestra maravillosa lista de morosos, nos hace pensar que no estamos tan lejos de la cartilla social por puntos.

  7. No creo que haya necesidad de explicar mucho, pero a ver veamos el sistema de control
    masivo que se implementará. Un sistema (que, está bien, todavía está en fases de pruebas y las consecuencias son solo unos posibles) de puntuación social que podría tener repercusiones en tu estilo de vida, y no solo en tu estilo de vida si no en la de tus hijos (se habló de una posible consecuencia que trata de eliminar la entrada a tus hijos a ciertos colegios dependiendo de tus puntos en el sistema, repito, “posible”), más el sistema de vigilancia, más el sistema que ya empresas como Sesame Credit están usando, además que se está hablando que al tener una opinión distinta o de desagrado con el gobierno puedas perder puntos en este sistema social. Ahora suma todo eso y verás que tal sistema no es para nada defendible. ¿Donde queda la libertad de expresión, el derecho a la privacidad, entre otros muchos otros derechos que se perderían con la implementación del mismo? ¿Donde queda mi derecho a hacer lo que quiera mientras no afecte ni perjudique a nadie? ¿Y mi derecho a comprar con mi dinero lo que me apetezca mientras no perjudique a nadie.?

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